S U N S E T S 22´

 Era invierno y las nubes comenzaban a cubrir los días en esta región calurosa, el frío comenzaba a alterar la idea de verano eterno en esta zona del país. El fenómeno complementaba la distorsión de las ideas de Marco quien diariamente solía recorrer un tramo corto entre la rutina y su espacio, así llamaba a su habitación, a su casa o algún lugar confortable que le guarde seguridad y tranquilidad para su tan versátil vida. Durante este trayecto respondía el chat muy concentrado narrando parte de aquellos meses duros donde casi poco alcanzaba estar tranquilo y entre el infinito de su mente recordaba algunas cosas que aparecían como interrogante en su día, le contaba a Renzo:  

-        Parece que por casualidad la vida me da chance para escribirle, viste que hoy sería el día más largo del año debido al solsticio.

Es irónico porque creo que viene bien para sus tardes, a sus sunsets en la playa, disfrutando del atardecer en medio de las rocas, con algo de frío o la húmeda brisa. No sé si es como pienso, pero es porque merece vivir hoy un momento tan agradable como regalo a su integridad, a su empatía, a su calma y serenidad.


Entre la conversación, Marco con una sonrisa reflejada en su rostro, mencionó estar seguro de seguir. Era un sentimiento efusivo el que sentía al recordar con la música que sonaba en el momento, una canción que escarapelaba su cuerpo y relajaba su ser con mucho sentimiento. La conversación entre Marco y Renzo era atemporal y discontinua, lo que a veces llegaba a profundizar más en el recuerdo a Marco.

Un recuerdo más apareció durante el día, era un recuerdo atónito entre su lúgubre limbo de errores que lo empujó a caer en una crisis de soledad, donde tendido en su cama decidía entre explayar o no uno de sus más grandes secretos.

En el momento se sentía inseguro y cargaba cierta duda entre hombros debido a que días anteriores visitó a Pablo, su amigo, y le contó sobre lo que pasaba, sobre qué lo estaba sumergiendo, y veía como única salida poder contar parte de la historia, y Pablo mencionó lo siguiente:

-        Recuerdas que este secreto te lo llevarías a la tumba.

Con una fuerte carcajada sonrió Marco y fue felicitado por Pablo, quien comentó que hace un tiempo atrás creía casi imposible escuchar sobre el tema, por ello bromeó insinuando que aún tenía fe en la sociedad.

Eran días confusos para Marco, meditabundos, donde se solía sentir mierda y comenzaba a discernir entre su felicidad, plenitud y la rutina angustiante entre cuatro paredes. Y es así que decidió compartir el secreto con Renzo, su mejor amigo. Aparentemente Marco no se sentía preparado y su cuerpo se le llenó de miedo. Volvió a sentir muchos nervios pese a ser una conversación solo por WhatsApp, y comenzó bordeando temas adyacentes, poco innecesarios como prólogo de una historia tan larga que seguro se contará con el tiempo.

Transcurrió la rutina en el trabajo, y el sonido del reloj alertaba a la gente que el día terminaba. Como era usual, Marco alistaba su mochila y salía de forma solitaria caminando por la lacónica calle, que poco o nada se inundaba de motos. Al llegar a casa abrió la puerta y se dirigió directamente a su espacio, tirado sobre la cama mirando al techo, pasaba una y otra historia ficticia creada en su mente referente a la proyección que en algún momento deseó. Inspirado en plasmar sus sensaciones exóticas, tormentas y huracanes interiores, cogió el móvil y empezó a escribir en el block de notas…

“Las noches frías y con buena música me hacen extrañarte, concluía en su mente Marco. Hacen que mi cuerpo se erice y que las lágrimas quieran escapar de mis ojos al recordar los tuyos, hacerlo por un error estúpido del cual no tuve madurez para afrontar. Hoy dispuesto a conversar, porque aún sigo luchando por recobrar tu confianza, porque te quiero, porque eres importante, porque eres la persona ideal, valiosa, a quien nadie quisiera perder”.

Tenía fe de que sus amigos se equivocaran, de que el invierno no opaque el sunset, sentía que no podía rendirse, sentía que la calidad de persona era imperdible, por ello decidió atreverse y aventurarse en un viaje tembloroso donde una pequeña voz trataba de preparar al corazón ante cualquier falla, entendió en este punto que cuando se quiere, el orgullo no existe, las locuras imperan y lo positivo de la mente te da aliento en cualquier caminata larga. Pasaron extensas horas y logró llegar a su terruño, que es como un puerto donde ha varado este errante marinero. En el camino a casa, su interior mencionaba: llegué a mi tranquilidad, a mi mundo, a mi estatúo quo.

Pasaron muchos días, y no pude por infinidad de cosas poder llegar a ti, insinúo en su interior Marco. Parte de la historia la he mandado en una botella para que navegue en el mar de la web y en algún momento seguro llegue a tu costa y a tus pies, ojalá puedas leer mis letras. Marco meditaba tras una carta que quería leerla en voz alta en algún momento, en algún lugar a solas o acompañado de alguna botana o algún licor medio dulzón que ayude a romper el hielo y envuelva en confianza el ambiente tal vez desconocido al que ha llegado. Horas antes durante el viaje, Marco logró hacer conexión con ella y logró pactar una conversación que tuvo como respuesta una confirmación, pero aún sin día y hora, lo que hizo que mil cosas pasaran por su cabeza. La incertidumbre crecía a diario, le quitaba el aire y le alternaba muchas respuestas, pero también su cerebro era corroído por la esperanza, hasta que llegó el gran día y por la tarde recibía indicaciones. Cayó la noche, se alistó rápido, salió sin rumbo, sin guion, sin súplica sobre la odisea que vivía en el interior, el deseo de saber lo que pasaría, mucho optimismo se deslumbraba en su sonrisa. Los nervios avasallaban lo que hizo que se genere una llamada a Renzo, quien preguntó si estaba listo, y contestó:

-        Lo único que me guía ahora es el corazón y el cariño que se había forjado tal cual acero de damasco.

En su bolsillo cargaba un recuerdo poco común y descifrable, arte de colores que al escoger los adecuados algún mensaje podrá generar en sus ojos. Mientras caminaba hacia el lugar del encuentro, el miedo lo inundó porque su consciencia lo incriminaba, aun así, Marco tomó aire y de manera valiente siguió a su corazón arrepentido, que era atemorizado por la razón, lo que desgastaba en miedo a su orgullo. En su mente se aferró a la idea de no arrepentirse por nada de lo que hacía ya que quien quiere, hace lo que sea para luchar por quien quiere, por quien le importa.

Marco llegó al lugar, volvió a deslumbrarse con la presencia y esos ojos, esos ojos que marcarán de por vida su mente. Todo fue muy rápido que tal vez no se precisan detalles. Marco solo atinó a expresar todo en un abrazo corto y salir del espacio, aun preservando la idea inicial de esperar lo necesario, de ver esperanza en algún momento y consolidarlo. En el camino a casa pensaba a mil, llamó a Renzo quien acudió a verlo, dentro de la confesión del encuentro, Marco solo atinó a comentar referente al álbum que escuchaban en el instante.

-        Hay dolores que son eternos, y en momentos como estos entiendo lo nociva que puede ser la música para abrir recuerdos a través de su letra, a través de su ritmo sentencian un día y la mente.

Era hora de regresar a la rutina, Marco aparentemente calmado se despidió con un abrazo de Renzo, ya estaba más estable, pero aún creía que era algo inexplicable lo que le estaba pasando, por eso escribió entre sus notas:

-        “Existe una muy pequeña distancia entre lo desconocido de la mente y el frenesí del equilibrio en personas como yo, lo único malo es que si este sentimiento se da en el momento equivocado esta sensación puede ser compleja”.

Pese a todo el sentimiento siempre quedará estable a una esperanzadora oportunidad, pero Marco aún sigue dispuesto a asumir lo que fuese para resarcir su error. Ya que ha quedado calada una huella en su vida y está dispuesto a todo por recuperarla.


P. UBIERNA

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