“¿No tienes nada más qué decir?, ¿sólo vienes aquí a acusar?
¿Es que no hay sobre la tierra nada bueno? “(Goethe, Fausto)
Durante la pandemia el acceso a la información es de suma
importancia; datos confiables, estadísticas transparentes, nuevas medidas de
salubridad o decisiones de las autoridades locales y gubernamentales son
algunos de los tópicos con más demanda. Sin embargo, al comprar un periódico,
lo primero que se ve son titulares amarillistas que buscan fomentar el pánico y
desinformación opacando lo que realmente importa.
No es difícil comprobar que esto no es exclusivo de los
periódicos porque si desea, agradable lector; puede encender su televisión en
horario de noticias y comprobar que, en su mayoría, por no decir todos, tienen
una pequeña sección denominada de manera subliminal: “ridiculizando personas que no
usan cubre boca” y lo mismo pasa en redes sociales.
Es cierto que hay gente que sale sin mascarilla, pero
también es cierto que muchas otras sí se la colocan; es cierto que hay quienes
celebran onomásticos sin cumplir las medidas de salubridad indicadas, pero
también hay quienes sí las cumplen, es cierto que hay personas asesinando a otras,
pero también hay muchas otras haciendo el amor. Esta es una de las figuras del
mal: “la queja”, la queja de alguien sobre el hombre y que tiene como propósito
tentarnos a mirar solo la miseria, porque aquel que ve la miseria, ve el mal y
no ve todo lo demás. Este es el lugar de los medios de comunicación, medios que
dejaron de comunicar noticias a simplemente comunicar y fomentar pánico.
No me malinterprete, no deseo que
se acaben ese tipo de notas, pedir ello es demasiado utópico, lo que sí anhelo
son estadísticas confiables y personas capacitadas en el área que pretenden
escribir para evitar la desinformación en la década más gloriosa de la
humanidad, donde la información es todo menos escasa y es deber de dichos
medios seleccionar y distribuir lo que sí es noticia.
Necesitamos noticias y no notas sin
sentido. Necesitamos información clara y precisa, pero por sobre todo,
confiable. Necesitamos dejar de dudar en quienes se supone están del lado de la
verdad y no se venden por unos cuantos billetes. Necesitamos periodistas y comunicadores no solo de calidad sino excelentes personas con una aguda actitud crítica y con un ferviente amor por la verdad.
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