Vamos, aceptémoslo!. Las
transmisiones de música en vivo a través de las diferentes plataformas
digitales como lo son; la muy reciente “Zoom” y por supuesto las más conocidas
como: Facebook, Instagram, YouTube o similares; apestan. Pero no me
malinterpreten. No estoy en contra de que los músicos busquen formas alternativas
de promocionar su trabajo o ganar algún tipo de ingreso en medio de esta dura
pandemia que viene trastocando nuestras vidas. Por el contrario, aplaudo y
felicito la iniciativa que tienen de llegar a más personas, pero creo que es la
calidad de este formato la que no les hace justicia.
El sonido poco uniforme que varía según el tipo de
dispositivo, una conexión de internet inestable que genera constantes
interrupciones y una nueva situación cotidiana que nos obliga a enfrentarnos al
estrés de mirar una pantalla. El panorama de los livestreams en los próximos
meses de lo que queda del año, parece que seguirá siendo igual de extraño y de
seguro vamos a tener que acostumbrarnos a ello. Las opciones para la música en
tiempos de aislamiento social, sin duda, son limitadas.
La pregunta entonces cae de cajón: ¿volveremos a
escuchar música en vivo alguna vez?. La mayor parte de los conciertos y
festivales que se celebrarían este año fueron cancelados o pospuestos, pero
algunos todavía alcanzaron a reprogramarse vía online para el mismo 2020. Por
ahí, algunos artistas han comenzado a innovar utilizando tecnologías que permiten
ofrecer experiencias inmersivas únicas. Este ha sido el caso del rentable
concierto de Travis Scott en Fornite, la presentación under de 100gecs
y Charli XCX en Minecraft o el rave interactivo de Kill The Noise en
Wave. Otros, en cambio como lo es el festival de música electrónica más
grande del mundo Tomorrowland, este año no tendrá varias sedes sino solo
una, la red, y podrá verse desde cualquier parte del mundo. Contará con 8
escenarios, tres creados para esta edición del encuentro: Atmosphere, Core,
Freedom Stage. El festival digital incluirá shows en 3D, seminarios web y
talleres, así como la participación de DJs y productores como Afrojack, Armin
van Buuren, Carnage, Dimitri Vegas & Like Mike, Mr. Pig, Robin Schulz y
Steve Aoki, entre muchos más.
La dura realidad nos demuestra que ahora mismo la
comunidad global ya enfrenta una larga lista de dificultades: negocios
quebrados, hospitales desabastecidos y cuarentenas aun focalizadas. No hay
tiempo para cambiar las prioridades hoy, pero si quizás para discutir por qué
deberíamos retomar en el futuro este antiguo rito que hoy luce lejano: el
encuentro de los artistas y su público. Las mejores palabras para reflexionar
al respecto las encuentras en el lúcido artículo de Jayson Greene para
Pitchfork:
“Cuando reproduces música, el sonido simplemente se
materializa. Tiene la forma de una alucinación subconsciente, algo que sucede
en tu sistema nervioso, sin ninguna contraparte análoga en el mundo real. [Sin
embargo], cuando me aventuro a ir a un concierto, es usualmente para confirmar
que los extraños sueños que tengo son reales. Toda esa introspección gaseosa
finalmente tiene sentido: todos nosotros, parados en un mismo espacio, alzando
nuestros hombros, conteniendo el aliento, mirando el mismo punto, disfrutando
el mismo fenómeno”.
Y algún día volveremos a sentir. El día que la música en vivo regrese, volveremos a experimentar toda esa energía desbordante que los artistas dejaran sobre el escenario para el deleite del público. Volveremos a viajar en búsqueda de nuevas emociones, recolectando experiencias para la posteridad de nuestras vidas. Volveremos a corear cada canción a todo pulmón y lo sabremos porque seremos felices otra vez cuando los conciertos en vivo regresen.
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