“PERUANÍSIMOS”

En nuestro caso, el panorama revelado es el de un país en abandono total, devastador.  (Anthony Niño de Guzmán / GEC)

La crisis sanitaria trajo consigo el reflejo fiel del comportamiento innato del peruano frente al orden y responsabilidad implantados por el gobierno, durante una situación extrema como es la pandemia por COVID-19.

Han pasado más de tres meses desde el inicio de la pandemia en Perú, las medidas tomadas por el gobierno fueron rígidas y fomentando la prevención a través de la primera cuarentena (DS N° 044-2020-PCM) declarada el 15 de marzo a lo largo de nuestro territorio nacional. Fue un mes de responsabilidad y orden donde nuestra población soportó civilizadamente la restricción y los famosos “toques de queda” instaurados por el gobierno. Aún existe la duda referente al respeto y responsabilidad acatado durante este tiempo, si era más por una situación de terror a la muerte que era pregonada en los medios, dando a conocer los casos desde antes ya suscitados en China y Europa. El dolor que yacía entre las familias italianas al perder a diario a un ser querido o el colapso inminente de los grandes sistemas de salud de los países del primer mundo que eran mostrados en periódicos, internet, medios televisivos y radiales. O realmente era que nuestro civismo como peruanos ya se había cuajado en el orden, respeto y moralidad como ciudadanos. El telón se cayó a fines de abril, donde ya el hambre se veía más cruda que la muerte; una estrategia inamovible y un mensaje sentimentalista igualmente amilanado respecto al #YoMeQuedoEnCasa, ya no eran más que palabras, que no calaban en el corazón muerto de nuestros compatriotas, el peruanismo había vuelto.

Peruanismo que desde el inicio se veían en pocas cantidades a diario en los medios, teníamos más una sala estadística de detenidos por incumplimiento que infectados o muertos a través de las regiones. Pero gracias a estos peruanos de “pura sepa” los contagios se verían aumentados exponencialmente en lo sucesivo de los días. Es así que el gobierno tuvo que implementar medidas rígidas referente a la prevención, llegando al extremo de colocar multas a desacatos como: “El que no usa mascarilla”, “el que no cumple con el distanciamiento social”, “el que no respeta el horario de inmovilización”, entre otros. Al ver que el avance abismal de la pandemia en todas las regiones del país crecía, situándose en mayor número en la costa norte y selva oriental, aumentó el dilema de todo buen peruano de buscar un responsable; culpando en su mayoría al gobierno. Se aduce que las estrategias pétreas del gobierno están fallando, lo cual tiene cierta veracidad, pero si nos ponemos un poco observadores podremos discernir que el problema es mayor, y no tan solo es culpa del gobierno, autoridades regionales y municipales que han quedado al desnudo producto de su inoperatividad y falta de liderazgo frente a los hechos acontecidos.

Sino también es producto de nuestro desordenado ADN, impreso al parecer en el subconsciente de la mayoría de peruanos para desobedecer y transgredir el orden. Este comportamiento nos permitió ver la perspectiva de muchos peruanos hacia la vida, esto se pudo apreciar en vídeos de la ciudad de Piura donde se aprecia una gran cola de compradores fuera de un conocido local de dispensa de bebidas alcohólicas. En Loreto se creaba campeonatos de fulbito, “COPA COVID -19”, en Trujillo y Chiclayo vendedores infectados vendían alimentos sin ningún cuidado en sus principales mercados, entre otras figuras que demuestran el alma de nuestros peruanísimos ciudadanos. Hechos como estos complicaban más nuestra realidad de esta manera nos llevaban a un abrumador colapso, de nuestro reducido sistema de salud.

 La prevención que el gobierno había pregonado desde el inicio, había quedado atrás y la necesidad narrada con el título “En Perú o mueres de hambre o mueres de COVID 19 “, se anunciaba en algunos periódicos de la prensa mundial. La situación había rebasado todo orden, banderas blancas se exhibían en casas de asentamientos humanos en Trujillo, a la vez los dueños de estas viviendas tomaban sus “chelitas” contradiciendo la necesidad de su pedido. Algunos de estos ejemplos hacían pensar que la culpa en el país era compartida en este sentido se comprende que era producto de la idiosincrasia y cultura propia del peruano. Muchos en contrapuesta permanecen asilados aún en sus domicilios con temor a un contagio y al cuidado de sus seres queridos. Todos sabemos que nuestra responsabilidad no es suficiente ya que, al mínimo descuido al salir a la calle para obtener alimentos o artículos de necesidad por irresponsabilidad de algún "vivazo", todo el esfuerzo y cooperación podría quedar reducido a un ventilador. Es por ello que, con este panorama, solo podemos decir que nuestra salud queda a responsabilidad propia. Es cierto que el Perú es un país cuya economía está constituida por más de un 70% de empleos y negocios informales, los cuales subsisten de las ventas del día. Es cierto que existe la necesidad de vender para poder subsistir. Pero también es cierto que, si salimos de nuestros hogares en medio de esta pandemia con el afán de conseguir un pan para nuestras mesas, tenemos la obligación de utilizar por lo menos las medidas básicas para prevenir los contagios.

Por lo tanto, La prevención y orden no solo está en nuestras autoridades, sino y con mayor responsabilidad en nosotros. Solo así podremos evitar el aumento de contagios, el colapso de hospitales y demás centros de salud, así como las perdidas dolorosas de nuestros familiares. Está en nosotros unirnos como peruanos asimismo salir una vez más adelante, cuidémonos hoy y encontrémonos todos mañana. En los últimos días el gobierno ha decidido focalizar la cuarentena en siete departamentos (Arequipa, Ica, Junín, Huánuco, San Martín, Madre de Dios y Áncash) los cuales aún deberán cumplir con la inmovilización obligatoria durante los horarios especificados (DS N° 116-2020-PCM). Importantes regiones como la Libertad, aún reportan un aumento exponencial de contagios a diario, pese a los informes de su sala situacional publicada por su gobierno regional, no está siendo considerado dentro de la lista. Es por ello que a partir de este primero de julio la normalidad de antes no ha regresado, no nos confiemos, no bajemos la guardia, cuidemos a los nuestros que aún tenemos una carrera que ganar.

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